domingo, 9 de septiembre de 2012



Una vista para recordar

Cuatro décadas -o casi- han servido para transformar la vista que Jaén ofrecía desde la que un día se llamó Alameda de Capuchinos, en recuerdo del convento de esta orden religiosa que se alzaba en aquel lugar. Eran tiempos en los que el caserío aún no amenazaba con sus cubos de cemento el alzado airoso de las torres de la Catedral o de la iglesia de San Ildefonso. Con el Campo Hípico en primer plano, la imagen del otoño jiennense guarda algo de romántico, de tiempo pasado que pide ser recordado como telón de fondo de una memoria sobre la que aún campean los cerros que abrazan la ciudad.

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