domingo, 9 de septiembre de 2012



Una vista para recordar

Cuatro décadas -o casi- han servido para transformar la vista que Jaén ofrecía desde la que un día se llamó Alameda de Capuchinos, en recuerdo del convento de esta orden religiosa que se alzaba en aquel lugar. Eran tiempos en los que el caserío aún no amenazaba con sus cubos de cemento el alzado airoso de las torres de la Catedral o de la iglesia de San Ildefonso. Con el Campo Hípico en primer plano, la imagen del otoño jiennense guarda algo de romántico, de tiempo pasado que pide ser recordado como telón de fondo de una memoria sobre la que aún campean los cerros que abrazan la ciudad.

martes, 21 de agosto de 2012



Epílogo para una estación solitaria

Ya no quedaba nadie en su único andén. Las puertas habían cerrado para siempre. Ni siquiera el reloj que marcó el momento de las despedidas, muchas para no volver, ¡tantas con lágrimas en los ojos!, ya había desaparecido. Pero la estación de Jaén, la vieja estación de Renfe que dio nombre al kilómetro que separaba el centro de la ciudad de las vías que estrangulaban su propia expansión, seguía ahí cuando se tomó la imagen, con la misma sobriedad con que fue levantada en 1881 siguiendo los modelos al uso en la época y por mucho que en 1970 intentaran hacerle un lavado de cara. La imagen es la de los recuerdos que cada uno tenga de ella. Unos mejores, otros peores, pero todos parte de una irrenunciable historia personal.

lunes, 20 de agosto de 2012


La Magdalena, por el Arrabalejo

La Cofradía del Santísimo Cristo de la Clemencia ha sintetizado desde siempre el sentido de cofradía de barrio, de ahí el sobrenombre de La Magdalena, a secas, como corresponde a su barrio matriz. A ello se une que, en su prolongado recorrido por las calles de Jaén, la de la Clemencia también se convierte en cofradía de otros barrios, como el del Arrabalejo. La imagen es de 1977 y corresponde al transitar del paso del Cristo de la Clemencia por la calle Millán de Priego, con  el telón del fondo del antiguo caserío, posteriormente transformado casi en su totalidad.

domingo, 19 de agosto de 2012



La caída de un símbolo

Cada barrio tiene algún símbolo que une, y tal vez perpetúa, los recuerdos de una generación entera; o de más de una generación. En el Arrabalejo, uno de esos símbolos era el quiosco de chucherías y prensa que durante décadas, puede que más de cuatro, se levantó cimentado sobre el cantón de las eternas noches de charla en los veranos tórridos de Jaén. Junto a las escalerillas del cantón, el quiosco vio pasar también familias de propietarios que formaron parte del barrio. Hasta que todo aquello acabó, tal vez fruto de la remodelación de la calle y la desaparición del cantón; quizá porque el negocio ya no daba para más. Sea como fuere, valga la imagen de su demolición como recuerdo de aquel quiosco que tanto surtió al barrio de golosinas, noticias y aquellos pequeños juguetes (indios, montaplex y similares) que en los años sesenta hicieron las delicias de los más pequeños.



Una curiosidad con historia

En la calle Arroyo de San Pedro, en una esquina del soso bloque de pisos que ocupa lo que fue solar de la desaparecida iglesia de San Pedro, existe un sencillo azulejo que recuerda que en aquel templo recibió las aguas bautismales el universal guitarrista Andrés Segovia, el día 24 de marzo de 1893. Hijo de un jiennense, Bonifacio Segovia y Montoro, y una malagueña, Rosa Torres Cruz, el artista había nacido en Linares, unos días antes. Dicen algunas biografías que por accidente. El caso es que ni el propio Andrés Segovia explicó nunca el porqué de su nacimiento en Linares y su posterior bautizo en Jaén. Una historia curiosa, o una curiosidad con historia que pocos conocen y que un simple azulejo se encarga de recordar.

viernes, 1 de junio de 2012



                              El lagarto de la Magdalena

Si hay una historia que en Jaén se transmita de padres a hijos es la del lagarto de la Magdalena, ese monstruo legendario, de raíces medievales, que, aún repitiéndose con matices en otras latitudes, pasó inmediatamente a formar parte del acervo inmemorial de la ciudad, que no tardó en mitificarlo y elelevarlo al rango de icono propio, hasta el punto de dejar perpetua memoria de su fantástica existencia. Hoy, el lagarto, o dragón, que la propia Catedral de Jaén incorporó a su escudo, sigue en el barrio de la Magdalena, inmortalizado en una popular fuente, a escasos metros del célebre raudal de agua del que, dicen, salió un día para aterrorizar a los vecinos. La historia pasó de boca en boca y ha tenido múltiples versiones, si bien la base de todas ellas siempre es la misma.
Para explicarla, en su extrema sencillez, quede el relato que incluía Tomás Moreno Bravo en su librito Estampas de Jaén. dice así: "De vez en vez, sólo se oía, a primera noche, el rugir trágico de un dragón, allá en unas rocas de la Magdalena. Sabíase que sus fauces eran enormes, sus uñas de acero y sus ojos de fuego. Era dueño de vida y haciendas. Todo lo arrasaba. En todo se enseñoreaba. A todos tenía atemorizados. Como el monstruo de los Nibelungos. Mas una noche un joven valeroso, alma de Sigfrido, se enfrentó con el feroz dragón o sierpe. Le dio cabrito embadurnado en sangre cuyo interior rebosaba pólvora y metralla. El jinete corrió en su corcel y tras él fuese el terrible dragón. Ya en los adarves explotaron pólvora y monstruo. Y su piel quedo incrustada en las murallas. Así se liberó a nuestra ciudad de una pesadilla."

                                                               Escudo de la Catedral de Jaén

miércoles, 30 de mayo de 2012


Grandes días en el Teatro Cervantes

Una de las pérdidas más lloradas por los jiennenses en las últimas décadas del pasado siglo fue la demolición del Teatro Cervantes, abatido por la imparable especulación. Con su destrucción desapareció un pedazo de la memoria de muchos jiennenses que habían tenido en aquel entrañable rincón un lugar para la evasión, el ensueño, la distracción y la fantasía, incluso en los tiempos de zozobra y angustia. La imagen es de comienzos del turbulento 1936, pocos meses antes del inicio de la Guerra Civil. Eran los tiempos de los "grandes jueves de moda", como reza el texto en el que se anunciaba como protagonista de "La pequeña coronela" a la "sinpática" Shirley Temple, una pequeñaja de siete años que por entonces no alzaba dos palmos del suelo. La imagen inferior pertenece a la cara opuesta del mismo programa de mano.



lunes, 28 de mayo de 2012



Aquella Plaza de Santa María…

Después de la última transformación de la Plaza de Santa María, ésa que la ha pavimentado con el encefalograma plano del granito vulgar que se ve en cualquier acera y que, curiosamente, se ha impuesto en buena parte de Andalucía, es fácil echar la vista atrás y recordar cómo había sido aquel espacio en tiempos pretéritos, ya sea cuando tenía sus cuatro fuentes en las esquinas o cuando las taparon y macizaron por no se sabe muy bien qué causa. Pero lo cierto es la Plaza de Santa María ha sido la de la estética cambiante, incluso en el desarrollo del viario que la atraviesa. Valga la foto que ilustra estas líneas para comprobarlo. El fotógrafo plasmó un día de Semana Santa en plena salida de alguna cofradía que tenía público incluso desde los balcones catedralicios. Era el tiempo en que los coches, pocos es de suponer, pasaban justo bajo la fachada de la Catedral.

domingo, 27 de mayo de 2012


Recuerdo de Jaén

Hubo un tiempo lejano en el que en lugar de las manidas piezas de cerámica con leyendas tales como "Estuve aquí y te traje esta taza para que veas que me acordé de tí", o pamplinas similares, el viajero encontraba entre las mercaderías propias del lugar de su destino recuerdos más prosaicos y tal vez mucho más simpáticos, como los banderines, quizá influenciados por aquéllos que en los albores del fútbol televisado se intercambiaban los jugadores de ambos equipos, siempre bajo la atenta -y seria- mirada de ese señor de negro que era el árbitro. Jaén también tuvo sus banderines de recuerdo. El de la imagen, sencillo, era de tela estampada. Luego llegarían los plastificados con una postal a color en su interior.

martes, 22 de mayo de 2012


Del Jaén destruido

En los muros de lo que fue el conjunto del Convento de San José, de Carmelitas Descalzos, cuyo solar ocupa hoy un insulso edificio moderno, excepción hecha de su iglesia y el recuperado Camarín de Jesús, se encastraba uno de los pocos vestigios del pasado romano con que contaba Jaén. Era un pedazo de acueducto que algunos conocimos porque parte de su arcada se perdía tras la pantalla del viejo Jardín Cinema, ubicado en parte de la huerta conventual. El convento desapareció, igual que aquel cine de verano y también el acueducto romano, de cuya existencia en los años setenta del pasado siglo da cuenta esta fotografía realizada poco antes de su destrucción y publicada en el Diario Jaén dentro de la sección Jaén, ese desconocido, en mis inicios periodísticos.

lunes, 21 de mayo de 2012


Jaén, años veinte

En los años veinte del pasado siglo, Espasa lanzó su famosa Enciclopedia, en la que Jaén tenía su correspondiente espacio, muy curioso, por cierto. Una de las ilustraciones incluidas en sus páginas es el plano que acompaña estas líneas, una pequeña joya para conocer cómo era la ciudad en aquel momento, prácticamente limitada a lo que hoy podría considerarse casco antiguo. El gráfico es ilustrativo e incluso divertido si se tiene un rato para hacer un recorrido por aquellas calles de entonces, algunas con rotulaciones ya desaparecidas o que sólo se mantienen en la memoria de los más mayores. Como nobleza obliga y no puedo sustraerme a lo que fue mi barrio, valga como ejemplo Millán de Priego, entonces llamada calle de Los Morales. Lo dicho, un ejercicio visual para pasar un rato de curiosidad y, de camino, para aprender alguna cosilla de andar por casa.

domingo, 20 de mayo de 2012


Estampa rociera con telón de fondo

La imagen, probablemente de comienzos de la década de los años noventa del pasado siglo, recoge el tránsito de la carreta del Simpecado de la Hermandad del Rocío de Jaén en su salida hacia la aldea almonteña. Sin duda, tiene el valor de reflejar cómo era entonces el inicio de la marcha hacia las Marismas. Pero más que éste, el valor intrínseco de la imagen es su telón de fondo, que no es otro que el desaparecido edificio que albergó a la Escuela de Peritos Industriales y a la Escuela de Comercio de Jaén. Había sido construido en 1957 y no llegó al medio siglo de vida, arrasado por el empuje de las grandes superficies comerciales.

sábado, 19 de mayo de 2012


Juego de agudeza visual

Justo es reconocer que el día en que Tomás Moreno Bravo me regaló esta postal antigua sufrí y disfruté hasta ubicar el rincón de Jaén reproducido en la imagen, cuyo pie de foto reza lacónicamente: "Jaén. Los Jardinillos". Ahí queda ahora, para recuerdo de cuantos ya la conozcan y entretenimiento de quienes la vean por primera vez.

viernes, 18 de mayo de 2012


Feria de San Lucas, 1950

La imagen corresponde al programa de mano de la Feria de San Lucas de 1950, un cuadernillo de doce páginas en formato octavilla, con portada a color. El interior es fundamentalmente publicitario, aunque con algunos espacios dedicados a la información sobre los festejos programados, entre los que ese año se daba cuenta, el día 20, del partido de fútbol que disputarían el Real Betis y el Real Jaén. Las páginas centrales, que se reproducen bajo estas líneas, estaban dedicadas a los festejos taurinos. Como puede verse, Antonio Ordóñez o Manolo Vázquez eran algunos de los atractivos de la feria taurina de Jaén en el arranque de los años 50 del pasado siglo.

jueves, 17 de mayo de 2012


Una imagen para disfrutar

En plena búsqueda de material para alimentar este blog apareció, entre otras, esta curiosa foto de Jaén, de no muy buena calidad, pero significativamente curiosa por cuanto perpetúa edificios ya desaparecidos, caso de la iglesia de San Pedro, o muestra cómo fue avanzando la urbanización de calles hoy céntricas como Arquitecto Berges, Martínez Montañés o Maestro Bartolomé, en las que las construcciones casi eran entonces inexistentes. Una detallada observación y el cotejo con la construcción de algunas edificaciones puede servir para datarla, pero probablemente estaremos hablando de los años 40/50 del pasado siglo. Ahí queda el recuerdo para disfrute de los amantes de la historia de Jaén.
Presentación

El Arco de San Lorenzo es uno de los hitos urbanísticos del casco histórico de Jaén y a la vez una de las construcciones más desconocidas de la ciudad. Podría decirse que es como la ciudad misma, un monumento sencillo que oculta en su interior un tesoro. En su caso la que fuera capilla mudéjar de la desaparecida iglesia de San Lorenzo, en la que destaca la riqueza de su azulejería gótica, y el salón que ocupa la segunda planta, antigua sacristía del templo, construido en el siglo XIII y demolido en 1825. Aquel que pasa bajo las venerables piedras de este edificio levantado sobre la actual calle Almendros Aguilar para salvar el natural desnivel sobre el que se asienta la ciudad de Jaén no sabrá muy probablemente que en esa desconocida capilla se veló el cuerpo del rey Fernando IV, el Emplazado, que dio origen a la leyenda de los Hermanos Carvajales y la Peña de Martos. Y tal vez no sepa que allí fueron enterrados los restos de Juan de Olid, secretario del Condestable Miguel Lucas de Iranzo, en torno a cuya figura fraguó Juan Eslava Galán su premiada novela En busca del Unicornio. Y tal vez tampoco sepa que allí fueron fusilados patriotas jiennenses que repudiaron la invasión de las tropas francesas. El Arco de San Lorenzo es historia, es secreto y es leyenda, como también lo es la ciudad de Jaén. De ahí el título de este blog, nacido para que en sus páginas virtuales tengan acomodo cosas, detalles, curiosidades y, sobre todo, imágenes de la capital del Santo Reino.

José Luis García



Arco de San Lorenzo (Siglo XIII)
Foto de José García Morales