La caída de un símbolo
Cada barrio tiene algún símbolo que une, y tal vez perpetúa, los recuerdos de una generación entera; o de más de una generación. En el Arrabalejo, uno de esos símbolos era el quiosco de chucherías y prensa que durante décadas, puede que más de cuatro, se levantó cimentado sobre el cantón de las eternas noches de charla en los veranos tórridos de Jaén. Junto a las escalerillas del cantón, el quiosco vio pasar también familias de propietarios que formaron parte del barrio. Hasta que todo aquello acabó, tal vez fruto de la remodelación de la calle y la desaparición del cantón; quizá porque el negocio ya no daba para más. Sea como fuere, valga la imagen de su demolición como recuerdo de aquel quiosco que tanto surtió al barrio de golosinas, noticias y aquellos pequeños juguetes (indios, montaplex y similares) que en los años sesenta hicieron las delicias de los más pequeños.
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